La pronunciación de la erre: la frontera final. Durante los primeros años de tu hijo has experimentado el milagro de sus primeros balbuceos y palabras. Cada una de ellas era una caricia al corazón.
Pero llega el momento en que pensamos que su desarrollo del lenguaje se ha detenido. Y el momento más común para sentirlo es cuando creemos que ya debería pronunciar bien la "erre" y la "ere" y no es así.
Entonces nos apresuramos a buscar un centro de terapia del lenguaje para inscribirlo en sesiones por la tarde. Especialmente cuando pasa del jardín al kinder del colegio y nos aterra que lo rechacen por decir "lojo" en vez de "rojo", o "goda" en vez de "gorra".
Nuestra actitud como padres
Descartados algunos problemas de pronunciación tales como el frenillo, es necesario que sepas que según los especialistas los niños recién empiezan a pronunciar la "erre" y la "ere" a partir de los cinco años, lográndola dominar a los seis años y medio, o incluso a los siete. Así que no te angusties ni angusties a tu hijo.
Presionarlo con comparaciones, llamadas de atención y sesiones interminables de "yo te digo y tu repites" puede empeorar las cosas. Podrías generar rechazo en tu hijo y que ya no quiera saber nada de "trucos", "frutos", "radios" o "carros".
No es recomendable que le hagas repetir una y otra vez las palabras que no puede pronunciar correctamente. Menos aún corregirlo con "no se dice ´gápido´, se dice ´rá.pi-do´". Fatal! Hacerlo ver que tiene un problema lo bloqueará y avergonzará, empeorando la situación.
Fíjate cómo hablas tú. Puede que tampoco pronuncies tan bien la erre como pensabas; y los niños aprenden del ejemplo.
Ejercicios sencillos y divertidos
Como en todo ejercicio de pronunciación, la clave está en presentar estos ejercicios como juegos ocasionales, de cortísima duración y en un marco de diversión. No lo presiones si en ese momento está interesado en hacer otra cosa.
Estos son algunos de los ejercicios de pronunciación de la "erre" que puedes realizar con tu hijo en la comodidad de tu hogar.
1. Trabalenguas
Existen muchos juegos de palabras diseñados para ayudar a los niños a pronunciar la "erre". Uno de los más conocidos es este:
"Erre con erre cigarro
erre con erre barril.
Rápido corren los carros
repletos con fierros
de ferrocarril".
aunque puede resultar demasiado evidente por la cantidad de erres que tiene, desanimando a tu hijo a recitarlo.
Pero también puedes crear tus propios trabalenguas, utilizando nombres, historias y personajes que sean los favoritos de tu hijo. Aquí un ejemplo:
"Ben 10 corre hacia el cerro
su omnitrix es activado
y se transforma para salvar a la tierra
de los terribles malvados".
2. Locura total
Puedes jugar con tu hijo a ver quien hace los gestos más locos. Además de abrir bien los ojos, torcer la boca o aplastarse la nariz, la lengua puede ir de arriba abajo, de izquierda a derecha, girar en círculos, o hacer sonidos caprichosos (lero-lero, blururú).
3. Lluvia
Chasqueando la lengua puedes imitar el sonido de la gotas de lluvia. Se inicia suavemente y poco a poco termina siendo un tremendo temporal. El juego luego sigue corriendo a buscar refugio, salvar a los juguetes, etc. Finalmente la lluvia amaina y el chasqueo se hace cada vez más suave hasta que la lluvia ha terminado.
4. Adivina el sabor
Consiste en que tu hijo adivine que tiene debajo de su nariz. Con los ojos cerrados, puedes untarle un poco de fudge, manjar blanco o dulce de leche, mermelada, etc. Él deberá adivinar qué es, estirando la lengua hacia arriba hasta tocar el dulce. Puedes ponerlo también en el mentón o en la comisura de sus labios.
5. Onomatopeyas con erre
Úsalas al jugar. Exagéralas y procura estar siempre frente a tu hijo para que te vea pronunciarlas. Algunos ejemplos de sonidos onomatopéyicos con erre:
- Moto: brrruuummmm!
- Metralleta: ratatatatata!
- Corneta: tutururú!
- Teléfono: rrrríiiin!
Recuerda que cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje. Por eso, más allá de que tus amigas o parientes te señalen lo preocupados que están por la manera de hablar de tu hijo, sé paciente y previsora, pero sin angustias ni apresuramientos.
Extraído de mikinder.blospot.com
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